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¿Qué es la Motricidad Fina?

La coordinación motora fina es toda aquella acción que compromete el uso de las partes finas del cuerpo: manos, pies y dedos. Se refiere más a las destrezas que se tienen con dichas partes en forma individual o entre ellas. Cuando se aplica a la teoría de la aptitud humana, esto se llama «la destreza manual».

La coordinación viso motriz es parte de la motricidad fina, pero aquí, además de la destreza con las partes finas del cuerpo implica la coordinación de éstas con la vista. En ella se consideran habilidades como dirección, puntería y precisión. Entre algunas actividades tenemos enhebrar. Cuando un niño presenta problemas en la lectoescritura, una de las causas puede ser que no se le da la importancia necesaria a la estimación de la motricidad fina desde su primer mes de vida, la cual se refleja posteriormente en tareas donde se utilizan de manera simultánea, el ojo, mano, dedos como por ejemplo: rasgar, cortar, pintar, apilar objetos, colorear, escribir y que permitan al niño ejercitar su vista al momento de leer.

A través de cada etapa de desarrollo de la vida de un niño, niñez temprana, preescolar y en edad escolar, las habilidades motoras se desarrollan gradualmente y entre los 6 y 12 años de edad, los niños por lo general han llegado a dominar las habilidades básicas de motricidad fina. Estas se mantendrán desarrollando con la edad con la práctica y el mayor uso de los músculos mientras se practican deportes, tocar un instrumento, usar la computadora y la escritura.

El desarrollo de las habilidades de psicomotricidad fina son decisivas para el niño. Sus logros en este campo abren la puerta a la experimentación y al aprendizaje sobre su entorno y, como consecuencia, la psicomotricidad fina juega un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia.

Sin embargo, este aprendizaje está sujeto a grandes altibajos, a pesar de que requiere un ciclo progresivo. Por tanto, no debemos alarmarnos si vemos que el niño, en ocasiones, pasa por momentos de progresos acelerados y otras veces manifiesta frustrantes retrasos. Ambos son inofensivos y forman parte del ciclo natural de aprendizaje y desarrollo de la psicomotricidad fina.

Evolución de la psicomotricidad fina del bebé por edades

De 0 a 2 meses

El reflejo prensil está presente en las manos del recién nacido. Cuando se roza su palma, cerrará el puño en un acto inconsciente. Este reflejo desaparece alrededor de los cinco meses y, mientras tanto, el recién nacido no tendrá mucho control sobre sus manos. Alrededor de las ocho semanas, comenzará a descubrir y a jugar con sus manos. Al principio, solamente descubrirá las sensaciones del tacto, pero después, alrededor de los tres meses, los bebés son capaces de involucrar la vista también.

De 2 a 4 meses

La coordinación ojo-mano comienza a desarrollarse entre los 2 y 4 meses. Así empieza una etapa de práctica llamada ‘ensayo y error’, que sucede al ver los objetos y tratar de agarrarlos con las manos.

De 4 a 5 meses

La mayoría de los bebés pueden agarrar a esta edad un objeto que esté a su alcance, mirando solamente el objeto y no sus manos. Este logro, denominado ‘máximo nivel de alcance’, se considera una base importante en el desarrollo de la motricidad fina.

De 6 a 9 meses

A los seis meses, los bebés ya pueden sostener con facilidad un pequeño objeto durante un corto periodo de tiempo y muchos comienzan a golpear lo que tienen entre sus manos. Aunque su habilidad para sujetarlos sigue siendo torpe y habitualmente se les caen las cosas que sostienen, empiezan a tomarle gusto a agarrar objetos pequeños con sus manos y llevárselos a la boca.

De 9 a 12 meses

Cuando el bebé se acerca a su primer cumpleaños prefiere observar los objetos antes de agarrarlos con sus manos. Así, tocará el objeto con la mano entera, pero será capaz de empujarlo usando sólo su dedo índice.

De 12 a 15 meses

En esta etapa, el bebé realizará uno de los logros motrices finos más significativos de su evolución, que consiste en aprender a hacer las tenazas con las manos, usando los dedos para pellizcar los objetos y para separar las piezas pequeñas de las grandes.

De 1 a 3 años

Coincide con su capacidad de desplazamiento mediante el gateo y con sus primeros pasos. En esta etapa, los bebés desarrollan la capacidad de manipular objetos de manera más compleja, insertando piezas en juguetes de ensamblaje o de construcción (pueden hacer torres de hasta 6 cubos), manipulando las páginas de un libro, cerrando y abriendo cajones, usando juguetes de arrastre con cuerdas o cintas y empujando palancas.

De 3 a 4 años

A esta edad, comienza en el colegio la etapa de preescolar y los niños se enfrentan al manejo de los cubiertos y deben aprender a atarse los cordones de los zapatos y a abrocharse los botones. A los tres años, su control sobre el lápiz es mayor y se demuestra al dibujar un círculo o a una persona, aunque sus trazos son aún muy simples. En clase, a los cuatro años, aprenderán a utilizar las tijeras, a copiar formas geométricas y letras, y a hacer objetos con plastilina de dos o tres partes.

A los 5 años

Están preparados para cortar, pegar y trazar formas. Sus dibujos tienen trazos definidos y formas identificables.

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